Seamos sinceros, todos nos hemos imaginado alguna vez protagonizando alguna de esas escenas de películas de acción en las que el protagonista o la protagonista recorre la calle a toda velocidad persiguiendo a los malos con su impoluto pelazo al viento.
Sin embargo, la vida real no es una película y, de la misma manera que sabemos que no debemos realizar las peligrosísimas escenas realizadas por los especialistas en este tipo de películas, también debemos saber que por muy cool que pueda parecer, conducir una moto sin casco es una auténtica imprudencia y una peligrosa temeridad.
Como aprendimos en la autoescuela, en el asfalto lo primero debe ser siempre la seguridad. Y en el caso de la moto aún más, pues pese a ser un magnífico vehículo, muy oportuno tanto para desplazamientos largos como para circular (¡y aparcar!) por la ciudad, debemos ser conscientes de que las protecciones que ofrece una moto no son las mismas que las que ofrece un coche.
Y hablando de protecciones, en el caso de las motos sin duda la más importante de todas ellas es el casco. El correcto uso de un buen casco es el que puede marcar muchas veces la diferencia entre un accidente leve y uno grave o mortal, entre un susto y una tragedia.
Cascos para moto hay de todo tipo y variedad y todos tienen sus diferencias; desde el material con el que están fabricados (policarbonato, fibra de carbono, de vidrio, kevlar…) hasta el tamaño o el color, suelen dividirse en diferentes grupos por su diseño y seguridad. Existen los llamados cascos tipo calimero, los cascos abatibles, el controvertido tipo clásico (del que ya hace tiempo se debate sobre su poca seguridad), el agresivo casco de trial…y los que sin duda son nuestra recomendación: los cascos de moto integrales.
Y si te preguntas porqué, la respuesta es clara. Son los más seguros, ofreciendo una gran protección tanto para la parte superior de nuestra cabeza como para la zona maxilar de la misma. Al estar hechos de una sola pieza, es más difícil que se rompan o se desmonten en caso de choque, dándonos, en resumen, mucha más protección que otros modelos. La prueba de ello es clara: los cascos de moto integrales son en los que confían los pilotos de carreras para su propia seguridad.
Desde el punto de vista estético, son un auténtico camaleón: quedan bien con cualquier tipo de moto. Además, al ser el tipo de casco más vendido, goza de un extenso catálogo de colores y dibujos; hay cascos de moto integrales para todos los gustos y de todos los tamaños.